Isla de Iona, la joya

 La Isla de Iona, pasa desapercibida entre las 790 islas con las que cuenta Escocia, es muy pequeña, apenas 8 kilómetros de superficie y poco mas de 100 habitantes.
Sin embargo, si te alojas en las Hébridas Interiores y tienes tiempo, acércate a visitarla, sentirás la espiritualidad de esta tierra llena de leyendas, la tranquilidad de los lugares sin aglomeraciones turísticas y, otro valor añadido, si eres amante de las aves y tienes suerte, podrías observar el escaso guión de codornices presente en la zona, este no fue mi caso, fue oído  pero no visto...


Aínsa... de cuento

                                                                                             

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 Aínsa, ese pequeño pueblo del Pirineo Aragonés, te sorprenderá con sus casas señoriales de piedra, su plaza porticada y sus calles llenas de historia y leyendas en las que el tiempo no avanzó quedando parado en el medievo.
    Rodeado de una naturaleza exuberante en cualquier estación del año, valles infinitos, montañas grandiosas, olores y colores que escapan de la paleta del mejor que los artistas.
  Vamos a pasear para sentir el silencio y la paz de este escenario digno de un cuento con sabor a otra época.

El Torcal de Antequera, bosque de piedra.

   Este es uno de esos lugares donde la labor de la naturaleza, hacen del hombre un ser pequeño e insignificante.
 Un bosque de piedra de caprichosas formas donde solo nos queda observar en 360 grados y sorprendernos en cada paso, en cada mirada.
   El Torcal de Antequera es un monumento natural declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO y Zona de Especial Protección de las Aves (ZEPA).

La Fervenza do Ézaro

  

   La Cascada de Ézaro (en gallego, Fervenza do Ézaro) se encuentra en la desembocadura del Río Xallas, entre Dumbría y Carnota, en la provincia de La Coruña, la costa gallega en todo su recorrido nos ofrece un espectáculo para disfrutarlo, pero en concreto la Costa da Morte nos dejará sin respiración.




Qué ver en Córdoba en dos días

  

 Ciudad andaluza donde la mezcla de las diferentes culturas (romana, musulmana, cristiana y judía), que por aquí pasaron, han formado su carácter y han dejado un patrimonio monumental extraordinario que se muestra a casa paso. 
   Córdoba puede visitarse en un fin de semana, aunque seguro que te apetecerá quedarte algunos días más, porque lo mejor es pasear por sus callejuelas, sus plazas, sus tabernas y disfrutar del bullicio de sus gentes, de los olores a flor en primavera, de los cantos de sus campanilleros en cada rincón en diciembre,  de la vida...