Pontevedra, la desconocida



 Pontevedra, capital de la provincia y de las Rías Bajas, te sorprenderá, una ciudad perfecta para visitar en un día. Sus pequeñas proporciones, su bien conservado casco antiguo, calles de piedra, pazos, encantadoras plazas y taperías populares invitan al paseo...






   Perdiéndote en sus calles inevitablemente vas a encontrar la Plaza de la Ferrería, rodeada de soportales, con la Iglesia de S. Francisco o el Santuario de la Peregrina, patrona de la ciudad, la planta de esta capilla, barroca y neoclásica, tiene forma de vieira y presenta una fuente delante, es símbolo inequívoco de la ciudad.





   Salpicado por la ciudad encontrarás el Museo, pues está repartido en seis edificios, cuenta con piezas muy variadas, las Ruinas de Santo Domingo, convento del s. XIII es considerado parte del mismo, se conserva de este la cabecera de la iglesia, pasear dentro de este recinto con piezas rotas y esculturas fúnebre, resulta curioso y produce una sensación extraña de cuidado abandono, coincidió mi visita con la celebración de una boda en el recinto.




   La coqueta Plaza de la Leña se muestra como un escenario en miniatura donde antaño pasaba la vida, hoy puedes tomar algo en los bares que hay en los soportales.
   La Iglesia de S. Bartolomé,  con su fachada  llena de columnas, ventanas y símbolos heráldicos; no te vayas sin pasear por las orillas del Lérez, desde la Basílica de Sta. María La Mayor se ve la ría y un trozo de la muralla antigua, este edificio es del gótico tardío; en la Plaza de las Cinco Calles verás una casa donde dicen que vivió Valle-Inclán, aquí tienes bastantes bares donde disfrutar de la gastronomía gallega y por supuesto, en Pontevedra tienes que probar el  Albariño.





   Tendrás oportunidad de comprobar la hospitalidad de sus gentes y si tienes algún amigo gallego sabrás que son gente trabajadora, generosa y acostumbradas a abandonar su tierra, pero siempre con "morriña".




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