Priego de Córdoba, agua y flores



Priego de Córdoba situado en la subbética cordobesa, del que dicen es uno de los pueblos más bonitos de Andalucía, donde se hacen protagonistas de sus calles con reminiscencias árabes, las flores, las fuentes que brotan por doquier y su patrimonio arquitectónico de influencias barrocas, ciertamente te sorprende...





  Priego respira sabor a Andalucía, bajo la denominación de origen "Priego de Córdoba", se fabrica uno de los mejores aceites de oliva virgen del país, en los diferentes establecimientos especializados organizan catas de degustación, a las que puedes asistir.
   Paseando encontrarás:
- La Fuente del Rey, de estilo barroco (s.XVI) es espectacular, recuerda a las fuentes de los palacios que los reyes usaban como casas de campo, con varios niveles y diversas estatuas, tiene 139 caños.



-Varias son las iglesias de la localidad, Ntra. Sra. de la Asunción, gótico-mudéjar con un impresionante sagrario barroco y cúpula gallonada con ventanales, todo ello muy rococó, Ntra. Sra. de la Aurora, del s. XV también con interior barroco, Iglesia del Carmen, de S. Francisco o de las Mercedes.




- El Castillo, fortaleza árabe, de carácter militar, con su Torre Gorda, donde perduran restos de diferentes épocas históricas.


- La Plaza de la Constitución, donde se encuentra el Ayuntamiento, construido sobre el Convento de Sta. Clara y las Carnicerías Reales, mercado y matadero del s. XVI, con portada manierista.


- El Barrio de la Villa, es la visita imprescindible en Priego, es el núcleo urbano original con un influjo medieval y musulmán, encantadoras calles, estrechas y laberínticas llenas de flores, los colores andaluces dan intimidad y frescor al barrio, al que bordea el Balcón del Adarve, que se asoma a un tajo natural, que protegía al pueblo y donde un paisaje impresionante nos hace respirar hondo.




  En mi visita me hospedé en el Barrio de la Villa, en la Casa del Rey, un sitio acogedor, cómodo, moderno y  que conservaba en su construcción elementos de la antigua casa, su dueña muy atenta y agradable nos facilitó la estancia, la recomiendo.
   Además del aceite, hay tiendecitas que venden dulces típicos de la zona, los muy golosos podéis probar el Turrolate, mezcla de cacao, almendras, azúcar y canela, para mí demasiado dulce.

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