Al final del "túnel": Cuevas del Agua

   A pocos kilómetros de Ribadesella, a orillas del río Sella y rodeado de montañas, escondido se encuentra un pueblecito asturiano con unos 50 habitantes, mantiene el encanto de lo rural. Su arquitectura tradicional surgida de la necesidad de adaptación a una economía basada en la agricultura, casas de piedra que protegen de los fríos inviernos, con hórreos para almacenar el grano que se mantienen perfectamente cuidados, forman la seña de identidad de este pueblo. Pero lo que lo hace único y especial es una curiosa peculiaridad: La Cuevona
  








 Una cavidad natural y único acceso a Cuevas del Agua, se puede hacer en coche o caminando, recomendable dejar el coche en el aparcamiento, ubicado justo antes, y recorrerla a pie para disfrutarla y así mantener la esencia del lugar. Tiene una longitud de 300 metros, nos adentramos así en el interior de la tierra, donde estalactitas, estalagmitas y coladas decoran techo y paredes, una flora propia con algas, hongos, musgos y helechos son testigos de la vida. 


   En el arroyo, dentro de la cueva, el agua discurre con su suave soniquete, con lentitud ha ido dando forma a la piedra hasta moldear esta cavidad. Constituye el hábitat de la salamandra ciega y de diversas especies de ranas, los murciélagos abandonaron el lugar ante la creciente presencia humana.


   En la actualidad, la iluminación artificial nos permite ver con detalle los rincones más oscuros.


   Además, Cuevas del Agua, que debe su nombre a la Cuevona, bien merece un tranquilo paseo, cuenta con una gran cantidad de hórreos, tan típicos en la zona y que siguen, en algunos casos, conservando su originaria utilidad. Las paneras, más grandes que aquellos y tejado con caballete, constituyen otro de los elementos arquitectónicos presentes.




   Lugares peculiares que tenemos muy cerca y que merece la pena conocer.

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