Oporto, vino y más

El nombre de esta ciudad situada al norte de Portugal está irremediablemente asociada al vino que se produce en sus bodegas, pero Oporto es mucho más que vino. Me atraen especialmente las ciudades bañadas por ríos y aquí el Duero en el final de su trayecto adorna, alegra y da vida al lugar.
   Desde el otro lado del Puente de Luís I, uno de los seis que cruzan el río, que une Oporto con Vila Nova de Gaia, se obtienen unas panorámicas muy identificativas de la ciudad, sus casas de colores apiñadas en diferente alturas y esa nostalgia mezclada con la decadencia encantadora que transmiten las ciudades lusas.
   Cuenta con un importante patrimonio arquitectónico, no en vano, es la segunda ciudad más importante del país, así que si puedes dedicar a su visita entre tres o cuatro días, no te defraudará.


   La Catedral de la Se de Oporto, en el barrio de Batalha, se sitúa cerca de las murallas, tiene aspecto de fortaleza y mezcla los estilos románico, gótico y barroco. Su claustro está decorado con azulejos, presentes en toda la ciudad. Se encuentra en la parte alta por lo que sus vistas merecen la pena.


   La Iglesia y Torre de los Clérigos, del s. XVIII tiene 76 m. de altura, 49 campanas y 200 escalones, una vez arriba te alegrarás de haber subido, el acceso a la iglesia es gratuíto y a la torre de pago.


   La Estación de trenes de San Bento, construída sobre el antiguo convento del mismo nombre, posee en su entrada más de 20.000 azulejos que reflejan la historia de Portugal.


   La librería Lello e Irmao ubicada en un edificio neogótico, seguro que te resulta familiar pues se rodaron en ella algunas escenas de Harry Potter, una espectacular escalera de madera y sus estanterías de grandes dimensiones llenas de libros de todos los géneros te distraerán un rato. Eso si, ármate de paciencia para hacer cola, hace unos años podías entrar sin previo pago, aunque no te dejaban hacer fotos, ahora cobran por entrar y si compras un libro te descuentan de su precio el importe de la entrada y, por supuesto, ya si puedes hacer fotos del interior.


   El Mercado do Bolhao, te recordará a un mercado de abastos de cualquier pueblo portugués, bacalao, frutas, flores, etc., no sabrás muy bien si está abandonado o sigue con su actividad y posiblemente no compres nada, al menos comestible, pero visítalo es un "retrato peculiar".


   La Iglesia de S. Francisco, de origen románico transformada al estilo gótico y posteriormente invadida por la decoración barroca, alberga bajo el suelo las catacumbas, sepulturas y osario con restos de monjes franciscanos.


   A mi particulamente, lo que me apasiona de una ciudad, además de su patrimonio cultural, arquitectónico o artístico, es la calle, pasear todos los rincones, el contacto con la gente, sus costumbres, la gastronomía, la vida que se mueve en callejuelas y plazas.


   Si eres de los míos, aprovecha tu estancia en Oporto, su clima es perfecto para andar por la calle. Si te gusta el vino, en Vila Nova de Gaia hay multitud de bodegas para visitar que ofrecen degustaciones. Si tienes un punto romántico, la zona de la Ribeira, junto al río no tiene precio para pasear al atardecer, puedes usar el Funicular para tener una visión en altura de la zona. Si te gusta el bullicio de tiendas y cafés en la Rua Sta. Catarina puedes perderte entre el gentío. Monta en tranvía, puedes llegar hasta la playa de Foz de Douro, es un paseo agradable.


   También tienes la posibilidad de contactar con guías locales y empresas del sector que te enseñarán los principales atractivos de la ciudad, su historia y curiosidades, los típicos trenes turísticos te ofrecen una visión general y cómoda. Elige tu mismo la forma de ver la ciudad, vívela, no la dejes escapar.


   
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