Abrazando al mar, Cudillero.



Casitas de colores encaramadas a una ladera verde,  inconfundible estampa, Cudillero, un pueblo que crece en altura, escondido del Cantábrico y mirándolo, un rincón de pescadores que abraza al mar que le da la vida.





   La villa de Cudillero, perteneciente al municipio del mismo nombre, se sitúa en la costa occidental asturiana, aunque es pequeñito y su visita te llevará sólo un día o incluso unas horas, puedes recrearte en sus calles, sus casas, en los detalles, en cómo va cambiando la vida en los diferentes momentos del día y, por supuesto, detente a disfrutar de la gastronomía de la tierra, no te defraudará.


   Al llegar puedes ir hasta al puerto donde encontrarás un amplio aparcamiento gratuíto para dejar el coche, habitualmente suele haber sitio libre, desde aquí prepárate para "hacer piernas", toca subir y bajar por sus calles.


  Lo primero que encontramos es la Plaza de la Marina, es el lugar más céntrico del pueblo y está lleno de restaurantes y bares donde comer o tomar un café, suele estar bastante concurrido. Desde aquí tenemos una vista del "graderío del anfiteatro" que forman las casas con sus marcos de colores colgadas de la ladera.



   Puedes optar por perderte en el entresijo de calles o bien, si te parece un poco laberíntico este paseo, puedes seguir el plano que te ofrecen en la oficina de turismo  (Plano de Cudillero) en el que te muestran la Ruta de los Miradores, desde ellos podrás tener una visión en altura de Cudillero, depende de tus ganas de andar puedes hacerlos todos o seleccionar los más atractivos.


   Los nostálgicos de los faros también tienen aquí una visita obligada, al Faro se puede acceder  por una senda desde el centro del pueblo, ubicado sobre un acantilado de 75 mts., cuenta con un mirador con vistas impresionantes al Cantábrico.

Faro de Cudillero


Faro y Espigón.

  El Puerto, lleno de vida, niños jugando, turistas y barcos que regresan de sus faenas, te ofrece un agradable paseo, también puedes encontrar algún bar en el que tomar algo esperando el atardecer.

Puerto

   No te marches sin parar en una sidrería o en cualquiera de los restaurantes que encontrarás en la zona de la plaza de la Marina y cómete una fabada asturiana o unas fabes con almejas, buen lugar para tomar pescado e imperdonable no probar el arroz con leche con ese toque de anís que le dan en la tierra.


   Si decides dormir aquí, puedes encontrar alojamientos de varios precios, pero no olvides que es un lugar bastante turístico y dependiendo de las fechas puede subir la ocupación y el precio. Te puedo decir que me he alojado aquí en un par de ocasiones, una opté por una casa rural en las afueras a 1,5 km aproximadamente en la zona de La Atalaya, concretamente en la Casa Aldea Mariñana, un lugar muy tranquilo, coqueto y a buen precio, sus dueños habían rehabilitado la antigua casa y ofrecían un desayuno casero que se podía tomar en el patio junto al hórreo, un lugar encantador. En otra ocasión me alojé en la La Casona de Pio, una antigua fábrica de salazón de pescado restaurada respetando los materiales nobles y muy bien ubicada en el centro, en pleno anfiteatro, pero también bastante tranquila y habitaciones confortables.


   Si tienes tiempo escápate por los alrededores de Cudillero, muchos rincones merecen la pena una visita: El Pito con sus casas indianas y el Palacio Selgas, el Cabo Vidio, las playas del Silencio, San Pedro o la Concha de Artedo.
   
Playa del Silencio
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